Llevo años anunciando que Ezker Batua es una organización que tiende a morir por culpa de los y las personas que la dirigen. Las ansias de poder se llevan a extremos inconcebibles. Y mientras había que repartir algo, esto se sostenía, pero cuando la gallina de los huevos de oro se ha roto, a leñazos por todos los lados. La salida del gobierno vasco y el retroceso electoral abrió la caja de pandora y comenzó la pelea por las migajas.
He empezando diciendo que soy muy listo y tenía razón en mis previsiones, y tal vez no sea lo más correcto, porque uno de los problemas más gordos que tiene hoy EB entre sus dirigentes es ese mismo. Todos tienen la razón. Todos son los mejores para ellos mismos. Javier Madrazo y Serafín Llamas son los mejores y tienen razón, Mikel Arana e Isabel Salud son los mejores y tienen razón, y antes, teniamos a Oskar Matute que era el mejor y tenía razón.
Con esto nos morimos como organización y yo que soy fundador de Izquierda Unida estoy apesadumbrado. Otra vez nos estamos muriendo. Reconozco que es muy difícil estar en esta organización y con estos dirigentes, solo hay que ver cómo me han tratado esos mismos,unos y otros, que ahora se pelean en los últimos tiempos, pero el proyecto sigue siendo bueno y sobre todo necesario. Izquierda Unida y Ezker Batua son el intento de construir una organización que una a la izquierda transformadora y que gestionada con carácter trasversal entre los diferentes grupos ideológicos anticapitalistas y antiimperialistas. Pero tenemos un problema porque todas las facciones quieren el poder en la organización, dando un mal mensaje hacia la sociedad y los ciudadanos de izquierda. Imagínense que pasaría si tuviésemos el «poder».
Perdón, perdón, perdón, que algo de poder ya teníamos, que algo de cacho ya hemos pillado. Unos cuantos años en el gobierno vasco con nuestros socios nacionalistas nos han sentado muy mal. Porque se alimento, disculpen, se engordo, la nomina de personas contratadas por la organización hasta límites insospechados. Casi los mismos que hoy se matan por el poder. También es cierto que algunos que fueron «brutalmente» y en algunos casos antidemocráticamente, apartados de todo, hoy están en la pomada y con cuotas de poder relevantes.
Me refiero al EPK y a EPA, a los que después de años de ignominiosas acciones de Madrazo y los suyos, «sorprendentemente» en pleno declive de EZKER BATUA, Madrazo dio la posibilidad de revivir. Es posible que ahora se arrepienta de haber anunciado a bombo y platillo que es comunista y que nunca debió alejar-alejarse del EPK. Y digo sorprendentemente aunque no lo es, sobre todo para el que conoce un poco por dentro esta organización. El movimiento del madracismo de buen rollo, de buena vecindad, de unidad por el bien de la organización, era para parar al grupo de Matute, que finalmente se escindió y ha fundado Alternatiba. Era tacticismo puro y duro, como siempre.
Y en la nueva situación las fuerzas se han equilibrado. El clan guipuzcoano de Mikel Arana, perdón de Antxon Karrera, el EPK y EPA y alguno más por ahi, suman casi la mitad de la organización y quisieran dar un nuevo rumbo (o un nuevo tumbo) a EB desde luego más vinculado a Izquierda Unida estatal, entre otras cosas. El madracismo que todavía conserva, posiblemente la mayoría orgánica, y desde luego mecanismos de poder centrales, no está dispuesta a que esto ocurra.
Desde luego, no hay una solución fácil, porque los propios protagonistas (dirigentes) están tan viciados que no pueden resolverlo, más que con una ruptura. Desde luego poner en manos de los tribunales que resuelvan cuestiones de mayoría y minoría no es una solución de izquierdas. Por ello creo que solo hay una solución, que hablen los militantes de Ezker Batua en una nueva asamblea y si fuera posible que se aparten unos cuantos de los personajes culpables de estar destrozando esta organización. Casi, casi, hay que empezar de nuevo, pero sin olvidar que hay gentecillas que no pueden dirigir esta organización.
Y el lector puede preguntarse ¿con quién está el concejal de Ordizia de Ezker Batua – Berdeak – Aralar? Pues no estoy. No creo en casi ningún dirigente de EB. Estoy en EB porque comparto el proyecto político – ideológico en que se fundamenta, pero muy poco en los que mandan en ella. Y si hay una asamblea, diré que hay que trasladar la dirección política a las bases. Que eso de la participación no vale con anunciarlo, hay que poner los medios para ello. Diré que menos jefes y más indios. Y que los jefes sean tan trasparentes que se les vea el corazón y la cartera.
Por cierto, yo a lo que sigo dedicándome es a intentar hacer bien el trabajo de concejal. Ya me juzgareis porque contaros voy a seguir contándoos todo lo que pueda.
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